Qué es la imagen

jueves, 19 de mayo de 2011 - Publicado por Alejandra Uzcategui en 11:39

Sigo sin tener muy claro el rumbo que tomaré… había pensado dedicarme al poder de la imagen como un tema general, sin embargo, ahora siento que es tan general que se me va de las manos… Es posible que retome las preguntas que Ramón nos ha planteado durante los chats académicos y elabore una reflexión más bien por tema…
En todo caso, empezaré por donde hemos empezado todos, preguntándome qué es una imagen, qué quiero decir cuando hablo del poder de la imagen…   Al plantearme esta pregunta me dirigí a “vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en Occidente”….  Me interesó este libro desde que vi su título, evocó muchísimas imágenes y  sentí que podía tocar aspectos de esto a lo que he llamado “el poder de la imagen”.  
Y,  así como sin querer, así como obra el inconsciente, en sus páginas hace referencia a  la leyenda helena del origen de las imágenes. Al  buscarla completa, descubro lo siguiente: 
“La hija única del alfarero Butades de Sición, a la promesa de amor del novel soldado que duerme sumergido en el aura del amor correspondido.
El hogar de Butades ilumina y anima a su hija esa noche, ella velará el sueño de su guerrero, ella lo contempla y acaricia para recordar y reconocer su estampa en la ausencia, el resplandor tremante de las flamas los hace fulgurar como el oro, la estancia es como un cáliz, sus paredes son como pétalos de rosa, el humo púrpura envuelve y proyecta las nítidas sombras de los claros perfiles de estos amantes.
Los ojos de ella brillan aún más, al descubrir su otro yo alter ego y el de su amante impresos en la palidez rosa de la estancia, ella se levanta con la prudencia aprehendida a sus felinos, se aproxima a los rescoldos y toma un trozo de carbón, se dirige a la pared que atesora la sombra de su amado y como al acariciarlo imita sus contornos con el carbón, una y otra vez, repite el rito hasta la claridad.
El destino se cumple, con la primera luz del día, él parte a la guerra; pasan los años y la figura yaciente dibujada en la pared es como un presagio.  El novel soldado ha muerto en batalla, ella yace al lado del dibujo yaciente, inanimada ella, se extingue día, a día.
Butades, en la desesperación extrema con su arcilla de alfarero y su mejor oficio rellena el dibujo poíklima del guerrero hasta completar el cuerpo entero del soldado, lo lleva al horno para devolverle el fuego vital propio y con él, el de su propia hija. La efigie zográfema está erguida y parece viva, los ojos de su hija recobran el enorme brillo de la última gran noche de amor.

Ella alza sus brazos y cierra sus brillantes ojos para reunirse en un abrazo infinito con su inolvidable amado amante. Butades repite el rito de su hija perigraphé y el de su propia invención apotypoma ahora son ya dos efigies zográfema ergidas en unión viva, que hacen hasta siempre, el templo del eterno amor erosterio” (Real, Vargas y Flores, 2009).

Se dice, que pintada o modelada, la imagen es hija de Nostalgia.  Una preciosa y conmovedora historia que habla por si sola… En estas líneas queda claro, o se destaca el carácter de trascendencia de la imagen, un carácter casi sagrado, mágico. La imagen  describe en su origen lazos con lo inefable, se conecta en su génesis con la muerte, el dolor.

“Representar es hacer presente lo ausente. Por lo tanto, no es simplemente evocar sino reemplazar” (Debray, 1994. p. 34).

La imagen permite conexión,  es simbólica, cumple una función de relación, con nuestro interior, con otras realidades, quizá menos racionales. Tiende un puente con civilizaciones y épocas distantes, distintas. Dice Debray (1994) que una “imagen del pasado nunca está pasada porque la muerte es nuestro foso insalvable y el inconsciente religioso no tiene edad” (p.36).

La imagen tiene en sí misma un poder mágico.  La imagen comunica de manera distinta al lenguaje…  La vida se interpreta en imágenes, la cultura depende de una imagen, nos ayuda a comprender y a tramitar situaciones que no podemos nombrar. Ayuda a construir memoria, identidad. Mirar o estar frente a una imagen no es simplemente una capacidad de lo visual, sino que pone en juego al ser entero.  

El impacto que una imagen puede producir vincula al sujeto, “no depende de una imagen reengendrar de alguna manera la magia que la ha engendrado, pues lo mágico es una propiedad de la mirada, no de la imagen” (Breton, 1957. cp. Debray, 1994. p.31).  

No son extraños entonces los  esfuerzos de lo publicitas por encontrar la imagen que permita la transmisión de una idea, la búsqueda de la imagen que logre “tocar” al público y lo movilice en la dirección deseada. Sin embargo, con la modernidad y la tecnología, hay quienes consideran que las imágenes se desgastan, que pierden o han perdido la magia o lo sagrado. Las imágenes se banalizan y pierden su valor simbólico, se agotan, sobre todo cuando de ellas hacen eco los medios de comunicación.  Otros consideran que algo conservan y logran despertar aunque sea un ligero temblor. “Esa magia, si bien se ha desacralizado, no se ha roto del todo, por ejemplo, la mayoría de nosotros llevamos fotos de nuestros amores en la cartera, como si, de ese modo, los lleváramos también a ellos con nosotros y no permitiríamos que nos rompieran nuestras fotos. La imagen sigue teniendo un poder abrumador que no podemos explicar (…) No podemos quedar inermes ante las imágenes de los niños que huyen del napalm, ni del bebé muerto en Afganistán, ni de los cuerpos desnudos de judíos de la Segunda Guerra Mundial, etc. Pero del mismo modo tampoco podemos ser los mismos después de ver una obra de arte” (Chapa Cano, 2008).

Bibliografía y webgrafía consultada:
Chapa Cano, A. (2008). El poder de la imagen. El espíritu del vino. Disponible en:  http://aline.leugim.com.mx/
Debray, Régis (1994). Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en occidente. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. España. Real de León, R; Vargas Rubio, J y Flores Enrrique, M. (2009) ArquéPoética. Dibujo: Visualización. UAM. Disponible en: http://arquepoetica.azc.uam.mx/escritos/dibujo_visualizacion.html